Los formatos digitales de música han cambiado la forma en que consumimos música y probablemente hayan facilitado la aparición de nuevos grupos musicales. Es muy fácil descargar archivos de música en línea, es cómodo para los consumidores y conveniente para las empresas discográficas y los artistas que reciben algo a cambio, generalmente ganancias, aunque en ocasiones los artistas se contentan con la cobertura mediática y aumentar el número de seguidores.
Tarea
1. ¿Qué fuentes “oficiales” de descarga de música conoces?
2. Consulta el coste promedio de descargar una canción, ¿a dónde crees que va el dinero que pagas por una canción?
Proporciona ejemplos de artistas que pusieron su contenido en Internet en forma gratuita. ¿Qué crees que obtuvieron a cambio?
3. Si bien hay muchas formas legítimas de comprar música en Internet, también hay páginas donde la música está disponible de forma ilegal. Las redes de intercambio de archivos son una de las principales fuentes de descarga ilegal de archivos de música. Pero, ¿qué es lo ilegal de descargar música desde esas fuentes?
Es una cuestión de derechos de autor. Los artistas que crean música (o sus empresas discográficas) son los propietarios legales de esa música y tiene derecho a obtener ganancias cuando se vende su música, al igual que cuando sus CD se venden en una tienda. Las descargas ilegales suelen ser gratuitas, o si hay un coste, las ganancias no se destinan a los titulares de los derechos de autor de la música. Obviamente, este es un problema para la industria de la música, ya que implica una pérdida de ingresos.
Si bien se han adoptado medidas para reducir la disponibilidad de las descargas ilegales y dar más opciones legales a los consumidores, hay quienes consideran que la música debería ser gratuita y que las empresas discográficas han tardado mucho en adaptarse a los cambios tecnológicos. Pero, más allá de sacar provecho de los derechos de autor de otra persona, las descargas ilegales también pueden generar problemas a los consumidores en lo que respecta al contenido no deseado: los usuarios pueden terminar descargando programas espía o virus en lugar de los archivos de música que deseaban. Por eso, ¿Deben ser los consumidores responsables de sus descargas? ¿Debería tratarse como una elección personal o debería existir un órgano externo encargado de regularlo?
En algunos países, como el Reino Unido, los principales proveedores de servicios de Internet se pusieron de acuerdo en enviar cartas de advertencia a los clientes que utilizan sitios de descarga ilegal de archivos. Estas medidas fueron publicitadas como una forma de educar a los usuarios de Internet sobre la infracción de los derechos digitales. Los titulares de derechos de autor y las empresas proveedoras de servicios de Internet también afirmaron que harían lo posible para garantizar que los usuarios tengan alternativas legítimas. También hubo propuestas de retirar la conexión a Internet durante un período a los usuarios que sigan infringiendo derechos de autor tras haber recibido tres cartas de advertencia. Estas políticas se han aplicado en Francia y la República de Corea.