CREAR

Hasta ahora hemos hablado de objetos reales, de cosas que tenemos. Pero, ¿qué ocurre con las ideas? ¿De veras podemos decir que una idea nos pertenece? ¿De dónde vienen las ideas? Imagina que te inventas una historia. Has pasado mucho tiempo pensando en ella y te enorgulleces del resultado. ¿Cómo se te ocurrieron las ideas? ¿Cuánto tiempo han tardado en ocurrírsete? Después de tener esas ideas, ¿qué tuviste que hacer? ¿En qué otras cosas tuviste que pensar? ¿Cómo creaste tu historia? ¿En qué partes de la historia tuviste que pensar? ¿Qué tiene de original, en tu opinión? ¿Es eso lo que te enorgullece de tu historia?

Las cosas que creamos gracias a nuestros pensamientos y nuestra imaginación pueden ser muy importantes para nosotros. Esas creaciones y su protección suelen recibir el nombre de “propiedad intelectual”.

Sencillamente, se entiende como propiedad intelectual toda idea elaborada o creada por alguien: una invención, historia, obra de arte o pieza musical, película, informe, programa informático, baile, diseño o marca.

Todos sabemos que las ideas suelen representarse como bombillas que se encienden encima de la cabeza de un determinado personaje en un momento de inspiración. Pero, ¿qué ocurriría si las ideas se convirtieran en verdaderas bombillas? Imagina que cada vez que tuvieras una idea sobre un cuento, un poema, una canción o una obra de arte se encendiera una bombilla en tu casillero.